miércoles, enero 03, 2007

NUEVOS ENFOQUES PARA LA PREVENCION DEL DELITO Trujillo debe ser el centro piloto del modelo de trabajo conjunto, planificado, coordinado y evaluado de autoridades, ciudadanos y policías para prevenir el delito Por: Enrique Hugo Muller Solòn (*) La delincuencia tiende a ampliarse, cobrando más fuerza y volviéndose más compleja. Debido a esto cada vez es más urgente y un factor fundamental para alcanzar éxitos reales de una intervención en materia de seguridad ciudadana la necesidad de aunar esfuerzos de autoridades locales, ciudadanos y policías, frente al flagelo de la delincuencia que se ha convertido en una amenaza contra la población y un obstáculo para el desarrollo socioeconómico de nuestra ciudad. Estos esfuerzos deben surgir de la sociedad civil y materializarse a través de una Mesa de Trabajo permanente en una estrategia concertada que promueva una amplia participación de actores provenientes de los órganos de control social formal del Estado así como del sector público, del sector privado y de manera particular de la comunidad. Es fundamental promover una gestión preventiva y proactiva para la superación de la violencia y del delito, una visión integral del problema y un trabajo definido en el que la articulación intersectorial es un factor necesario. Sobre los nuevos enfoques de prevención del delito que se vienen aplicando exitosamente en el mundo, los estudiosos del tema y los criminólogos coinciden en opinar que el éxito de una adecuada estrategia de prevención contra el delito, reside en saber combinar adecuadamente las distintas opciones existentes, sin caer en el error de considerar que hay una solución única al problema de la delincuencia. La mayor parte de países en el mundo, vienen aplicando los siguientes modelos para la prevención del delito: Prevención Situacional, Prevención Social y Prevención Comunitaria. Estas nuevas corrientes de control social, en el caso de nuestro país, no se contraponen bajo ningún punto de vista, a los métodos profesionales utilizados por la Policía Nacional para combatir el delito. La Prevención Situacional busca reducir las oportunidades que tiene el criminal para delinquir, la Prevención Social trata de disminuir los factores de riesgo; y, la Prevención Comunitaria persigue involucrar a la ciudadanía para hacer frente al delito, todas ellas tienen que aplicarse de manera paralela, planificada y monitoreadas en cuanto a sus resultados en base a indicativos y cumplimiento de objetivos. Efectivamente, en la actual situación de violencia delincuencial que se vive en nuestro país y particularmente en nuestra ciudad, la preocupación relevante de la sociedad no es el incremento de las tasas de delitos cometidos, sino el aumento de violencia de las agresiones de los delincuentes al cometer estos hechos ilícitos, y que prioritariamente es lo que constituye la base real del sentimiento de inseguridad que se extiende por la sociedad. Algunos sectores de la población han ido optando por salidas privadas de protección, como el cierre con tranqueras y rejas de los espacios públicos (calles, pasajes, parques, vías de acceso, etc.), la contratación de vigilantes particulares formales o informales y hasta existen grupos de personas que se ven obligados a aceptar (por temor lógicamente) el “chantaje” de pseudas organizaciones ilegales que ofrecen seguridad de residencias y bienes, conformadas por personas que manifiestan abiertamente haber cumplido condena por la comisión de algún delito y que con la finalidad de reintegrarse a la sociedad desean ofrecer sus servicios como vigilantes a cambio de un pago mensual, para lo cual colocan un letrero en la casa de las personas que aceptan sus servicios “Vivienda Vigilada”, advirtiendo a quienes no lo hacen que el hecho de no colocar un cartel en su fachada los releva de toda responsabilidad si se produce un robo en el interior de su domicilio, el temor a las represalias de estas personas, obliga a los residentes a aceptar los requerimientos de estos pseudos vigilantes, que no hacen otra cosa que mantener mayores niveles de zozobra y temor en los barrios afectados con su presencia. Estos mecanismos de autoprotección informal que asumen los ciudadanos como podemos darnos cuenta, no están referidos a una política comunitaria que toma la prevención en función del ejercicio del control informal de tipo socializador (Prevención social del delito), en la cual el individuo desviado es considerado como el objetivo principal de la intervención. Más bien, se refieren a la expectativa de la disminución del riesgo de que situaciones relacionadas con la violencia delincuencial afecten la esfera privada de las personas (Temor al Delito). Tampoco ponen de manifiesto una Prevención tipo situacional o comunitaria, puesto que la contratación de un vigilante o la colocación de una tranquera en el barrio no involucran al ciudadano con la seguridad de su entorno ni generan autoprotección contra la acción delictiva que podría darse en cualquier lugar donde se encuentre. 1. La oportunidad juega un papel importante en todos los delitos. – En la práctica significa que para prevenir delitos tenemos que hacer más difícil el éxito de la conducta ilícita del delincuente, modificando el entorno para hacer su práctica más difícil y arriesgada al mismo tiempo en que reduce el éxito de la conducta delictiva. Por ejemplo la aplicación de la técnica de “acceso restringido” que consiste en la colocación de barreras físicas, candados, vallas, puertas, rejas o recepcionistas para restringir el control de acceso a determinado lugar (oficinas, fabricas, residencias); aplicación de la técnica de "desviación de transgresores" para reducir "la presencia en espacio y tiempo de delincuentes motivados", se consigue por ejemplo prohibiendo hablar por celulares en el interior de las agencias bancarias, tomar fotografías en lugares de exposición de valiosas obras de arte, cerrando determinadas calles en horas de la noche, imponiendo una hora para cierre de los bares y locales de expendio y/o consumo de licor (medida implementada en Colombia);o aplicando la técnica del “control de facilitadores" que son los elementos que hacen más fácil la comisión de delitos facilitando armas o vendiendo los objetos robados (receptadores). 2. Los delitos de oportunidad (oportunistas) son altamente específicos – Por ejemplo el delincuente que roba un auto para pasear y divertirse tiene un patrón distinto al delincuente que roba un auto para vender las partes o para su venta con documentos falsificados. La teoría de la oportunidad del delito nos ayuda a encontrar estas diferencias de tal manera que se puedan desarrollar e implementar intervenciones muy específicas, diseñadas a propósito de cada caso. 3. Los delitos de oportunidad se concentran en tiempo y espacio.- Los delitos se incrementan por razón del lugar, evento, festividad, la hora o por el día de la semana, reflejando las oportunidades para su comisión. Hay delincuentes que cometen cierta clase de delitos en el día, otros en las madrugadas y otros al caer la noche. 4. Los delitos de oportunidad dependen de los movimientos diarios de cada actividad.- Los delincuentes y los objetivos buscados se acentúan de acuerdo con sus actividades rutinarias (trabajo, diversión, vacaciones, festividad, etc.) por ejemplo los ladrones visitan a las casas en el día cuando los ocupantes están fuera por motivos probados de trabajo, diversión, paseo. Roban un centro educativo en la noche para apropiarse de las computadoras porque saben que no hay personas trabajando ni estudiando. 5. La comisión de un delito produce las oportunidades para otro – Por ejemplo, el robo a una vivienda exitoso puede motivar al delincuente para regresar en un futuro al mismo lugar, o un joven a quien le han robado su bicicleta puede tomar eso como justificación para, a su vez, el robar una que reemplace a la que le fue robada. 6. Algunos productos ofrecen mas tentación y oportunidad para el delito – Por ejemplo los artículos electrónicos fácilmente accesibles como los Televisores, filmadoras, computadoras, DVD y los teléfonos celulares, son objetos muy atractivos para los delincuentes. 7. Los cambios sociales y tecnológicos producen nuevas oportunidades para los delitos – Los productos son más vulnerables a ser robados durante los periodos de crecimiento y de mercadeo masivo, en la medida que la demanda por esos productos es mayor. La mayoría de los productos llegan a una etapa de saturación del mercado donde ya la mayoría de las personas poseen uno de esos, y con ello, se reduce la probabilidad de su robo. Así por ejemplo los delincuentes prefieren robar celulares de última generación porque será mas fácil introducirlo en el mercado ilegal de venta de especies robadas. 8. Los delitos pueden ser prevenidos mediante la reducción de oportunidades – Los métodos de reducción de oportunidades utilizados por la prevención situacional del delito en todas las actividades cotidianas pueden ser diseñados para situaciones específicas. Éstos tienen como base a la teoría de la oportunidad. 9. La reducción de oportunidades normalmente no desplaza al delito – Un desplazamiento completo del delito es muy raro y muchas investigaciones han encontrado que dicho desplazamiento es muy poco o casi nulo. Pero lo cierto es que las personas que reducen la oportunidad del delincuente para convertirlos en víctimas del delito, gozan de una mayor seguridad personal y por ende una mejor calidad de vida. 10. Enfocando la reducción de oportunidades se pueden producir mayores reducciones en el delito – Las medidas de prevención en un área territorial pueden dar como resultado disminuciones del delito en otra área cercana, debido a que los delincuentes pueden sobreestimar el verdadero alcance de las medidas implementadas. Esto se logra a través de la difusión de las medidas de autoprotección. HUGO MULLER SOLON (*) Abogado - Coronel PNP (R) brayan1998_20_12@hotmail.com