miércoles, mayo 27, 2009

LA DELINCUENCIA DE NUESTROS DIAS
Por: Hugo Muller Solon
La violencia protagonizada por los que infringen la ley en diferentes partes del mundo y de la cual somos partícipes como receptores de la información que diariamente nos presentan los medios de comunicación no difiere de la violencia que vemos en nuestros dias, en las ciudades peruanas protagonizada por personas cada mas jóvenes actuando solos o en grupos y que en algunos casos muchos de ellos disponen de una vida que podríamos de calificar de normal; si esta situación fuese un fenómeno aislado, se le daría esa consideración, pero al ser repetitivo y con características similares, es un indicativo que estamos frente a una evolución de la delincuencia con características distintas a las de personas infractoras de generacionales anteriores. Nos llama la atención, la violencia y ensañamiento con las víctimas por parte de sus agresores en su mayoría jóvenes que en algunos casos son elementos integrantes del círculo social donde se supone tienen sus necesidades materiales y formativas mas o menos cubiertas y cuyas familias están aparentemente integradas en la estructura social, pero en donde se pone de manifiesto la necesidad de búsqueda de nuevas experiencias al borde del límite de "no respetar la vida ni la propiedad de los demás". Estos hechos hacen que sea necesario estudiar y seguir de cerca estos casos para establecer las estrategias adecuadas de intervención, ya que no responden al perfil del infractor que antes entendíamos por "común". Las víctimas resultan siendo muchas veces los propios integrantes de su familia, sus vecinos o sus amigos, a quienes se les agravia con delitos que van desde la estafa y el fraude, pasando por el robo o el hurto, los delitos contra el honor sexual, hasta el homicidio.
Los autosecuestros no dejan de sorprendernos; todos estos hechos se van tornando frecuentes en el quehacer policial. Pero los mas escalofriantes son aquellos donde el ensañamiento contra las victimas indefensas, se hace mas frececuente. En Marzo 2008 un sujeto aparentemente normal, religioso, con domicilio y trabajo conocido y hasta estimado por sus propios vecinos había violado y asesinado a una menor de 9 años en su propio domicilio ubicado en una conocida urbanización popular de la ciudad de Lima, intentando luego pretender ocultar el cuerpo de su víctima en una maleta y finalmente entregarse a la Policía. “Asesino de Astrid le confesó a su tío”:
http://www.larepublica.com.pe/component/option,com_contentant/task,view/id,211995/Itemid,/ . De aquel joven delincuente con un dramático antecedente de abandono y desamparo moral y material con ingresos diversos en albergues o reformatorios pero que mantenía ciertos principios de disciplina ante los sistemas coercitivos formales, al joven psicópata perverso y agresivo de nuestros días, “cuánta agua ha corrido bajo el puente” desde aquella época, un tanto lejana, veinte años, veinticinco años, hoy en día las cosas han cambiado dramáticamente. Los albergues tutelares no regeneran a los jóvenes infractores ni las cárceles resocializan a los condenados.